miércoles, 28 de noviembre de 2007

SOCIOLOGIA POLÍTICA

He comenzado a meterme en el mundo de los blogs. He decido dar batalla también en este frente. Aquí va mi primera aproximación:

Los otros días, recordando con añoranza los intercambios de décadas que hoy parecen ajenas a nosotros mismos, y leyendo una noticia en un sitio español me percaté que aún cuando existe la autonomía relativa del Estado, dada la separación característica del capitalismo entre el nivel político y el nivel económico, y es precisamente gracias a esa autonomía relativa que el Estado, como lugar de ejercicio de poder, puede organizar y unificar al bloque en el poder bajo la égida de una fracción de clase. Continúo sosteniendo, entonces, que la burguesía se organiza a través del Estado, mediada por sus políticas, y que la clase obrera, de la nacionalidad que sea, se desintegra en una relación atomística con la esfera de la política, relacionándose con el Estado en tanto ciudadanos con “derechos y obligaciones individuales”. Cuando esto sucede en la periferia o en la frontera de occidente se torna más visible.

¿Qué tal me salió este primer post?

Proletarios –y bloggers- del mundo unios !!

NP

15 comentarios:

Anónimo dijo...

NP, excelente tu idea de comenzar a utilizar estas nuevas herramientas, más rápidas y con menos intermediarios que los de la New Left Review.
En respuesta a tu inquietud inicial, estoy seguro que, el Estado es capitalista porque las elites de gobierno comparten el mismo origen de clase que las elites económicas. Pero rechazo la idea de que la clase capitalista dominante sea a su vez la clase gobernante, sobre todo en el plano internacional al que haces referencia.
Es decir, existe una elite del Estado (presidentes, primer ministros, ministros, etc.) que se relaciona con la elite gerencial, argumento que he desarrollado en mi libro El estado en la sociedad capitalista. La clase gerencial influye pero no gobierna directamente y nunca lo hará, dada la naturaleza de la sociedad capitalista. Ambas clases son diferentes, pero comparten un mismo origen social (círculos de negocios y propietarios, o de las clases medias profesionales). La clase capitalista o dominante está bien representada en el ejecutivo, pero no gobierna realmente.

Anónimo dijo...

Muchachos, no entiendo bien como funciona esto, y tengo poco tiempo para postear, pero tengo mucho que decir. Intentaré adaptarme a este tipo de comunicación impersonal.
Me parece que la discusión está dejando de lado la relevancia de los aparatos ideológicos de Estado que fueron destruidos o disminuidos en su capacidad de acción, y el intento yanqui de cambiarlos por un modelo ajeno y occidental.

Anónimo dijo...

Colegas, la noticia es sobre la reconstrucción de un Estado, ahora bien, ¿por qué se llega a la necesidad de reconstruirlo? ¿El capital puede hacer la guerra para continuar expandiéndose? Coincidiremos en que el capital requiere que el Estado no esté sometido a las mismas limitaciones que los capitales individuales. Por otro lado, la tendencia decreciente de la tasa de ganancia obedece a la lucha del trabajo contra el capital. El capital tiende al derrumbe, pero surgen contratendencias que obstaculizan, retrasan o impiden tal desplome. Y que no es esto sino la guerra misma.

Anónimo dijo...

Volví, y aclaro que el Estado es intervensionista, pero intervensionista en el marco de las leyes capitalistas.
La naturaleza de la intervención es dinámica y se modifica de acuerdo a las necesidades particulares – históricas y geográficas - de la estructura de producción. En primer lugar, el Estado intervino de manera activa en la constitución de la clase capitalista y desarrollar al proletariado como clase, al mismo tiempo hizo que las clases no poseedoras de la población dependiera materialmente del proceso de acumulación de capitales. Es en ese momento, cuando el Estado interviene para profundizar, expandir, centralizar y monopolizar el capital, y formar el mercado mundial imperialista. Por último, el Estado terminó interviniendo en el proceso de revolución tecnológica y administrativa el proceso laboral como parte de contrapeso a la decreciente tasa de ganancias.

Anónimo dijo...

La función particular del Estado en la sociedad capitalista, se manifiesta en su incumbencia en un número creciente de procesos de producción, a fin de revertir la tendencia histórica de la tasa de ganancia a disminuir, como bien sostienen Holloway y Hirsch. Quiero decir que la sociedad capitalista solamente puede ser mantenida a través de medidas estatales de reasignación de los valores producidos, cuidando el equilibrio del conjunto del sistema. La estabilidad de las condiciones generales materiales de la producción (infraestructura o reconstrucción de la misma), converge en un punto de saturación para la actividad del Estado que resulta de la naturaleza del proceso de trabajo.
Para ello el Estado actúa como no capitalista y como tal limita el campo de la acumulación y reproducción del capital privado, en este caso el nacional iraquí a favor del capital extranjero.

Anónimo dijo...

Hirsch, te faltó decir que debemos comprender de manera tanto teórica como práctica que la crisis presente, y que el papel desempeñado por el Estado, sólo puede obtenerse analizando a la crisis no como una “crisis económica”, sino como una crisis de la relación del capital, es decir, como una crisis de una forma históricamente específica de la dominación de clases, una crisis de acumulación, la cual involucra a la totalidad de las relaciones sociales capitalistas. Una lucha sostenida en todos los frentes deberá ser ejercida mediante todos los mecanismos, económicos, políticos, ideológicos, etc.

Anónimo dijo...

Ralph, la relación entre el Estado y las clases dominantes es objetiva, revisando algunos escritos quizás se prestó a la confusión mi interpretación acerca de que el Estado era estructuralmente capitalista, planteado en una relación de exterioridad con respecto a las clases sociales y su lucha. Hoy en día, considero imposible tal exterioridad en la relación, pero dado el modo de producción capitalista, tenemos que entender que esto remite a una articulación de las instancias económica y política. Pretender, dentro del modo de producción capitalista, acceder a las instituciones estatales, al aparato de Estado es tan tramposo como peligroso. Lo del poder dejémoslo en manos de Michel, te parece?

Anónimo dijo...

Claro que existe una articulación de las instancias económicas y políticas, la unión se da a partir de la ideología.
Me refiero a la importancia que lleva consigo la ideología, al afirmar que la misma tiene funciones sociales específicas. Sintéticamente, diré que es el cemento que une el gran edificio de estructuras y superestructuras. Aunque, la misma ideología supera como realidad todas las formas en que la misma es vivida subjetivamente por los hombres, y por ello es posible tomarla como componente fundamental de un estudio objetivo.
La unión de la teoría científica con el movimiento obrero debe fusionarse mediante el principio de la importación, o bien, “por fuera de”. La formación teórica y conceptual, provista por los intelectuales marxistas-leninistas, debe dirigir y educar al proletariado en la lucha de clases en un triple frente: económico, político e ideológico. Éste último frente, se vuelve recurrente y nos sirve de guía a las primeras.

Anónimo dijo...

Louis, lo tuyo está atrapado en una red de poder, el poder del saber, del que ilumina a la clase obrera. El papel del intelectual, supo ser voz y conciencia de las masas, por descubrir relaciones de poder que permanecían ocultas a la mayoría de la población. Pero es hora que los intelectuales demos cuenta de que, esta iluminación importada y externa, ya no es necesaria para las masas, ya que estas saben representarse muy bien, sin necesidad de una conciencia externa que las ilumine. El problema se hace visible en un juego de poder en el que el intelectual está inmerso. Este juego lo que pretende es invalidar, silenciar este discurso y saber de las masas, este sistema de poder no proviene solo de la censura, sino que se hunde en la sociedad arrastrando el pensamiento del intelectual, otorgándole el papel de conciencia y voz de las masas. La tarea del intelectual es la de luchar contra estas formas de poder donde él mismo está imbricado, donde es objeto e instrumento.

Anónimo dijo...

NP. Cuando hablas de autonomía relativa del Estado, y planteas la regionalización de la teoría marxista, a mi criterio te está faltando lo más importante y distintivo de la dominación de clase en la sociedad capitalista, y es que ella está mediada por el intercambio mercantil. La llamada autonomía del Estado es sólo un aspecto del fetichismo de la mercancía. Bajo el capitalismo las relaciones son reproducidas interminablemente bajo una forma fetichizada.
Lo que se requiere no es una teoría económica sino una teoría materialista del Estado. Lo económico no debe ser visto como la base que determina a la superestructura política, jurídica e ideológica, sino que más bien lo económico y lo político son formas de relaciones sociales, formas asumidas por las relaciones básicas del conflicto de clases en la sociedad capitalista, la relación capital-trabajo. El capital es una relación social de explotación y la acumulación de capital es la forma asumida por la lucha de clases para recrear, desarrollar o destruir dicha relación. Pero esta relación tiene ciertas contradicciones y, por lo tanto, ciertas tendencias de desarrollo inherentes a su forma.

Anónimo dijo...

Michel, yo creo que hacer ciencia es una práctica. Nosotros debemos aprender y acompañar a las masas, pero sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria.
Por otro lado, a los derivacionistas les recuerdo que subestiman permanentemente las funciones ideológicas y represivas del Estado capitalista.

Anónimo dijo...

Quisiera agregar, que no es sólo el origen compartido de las clases estatales y gerenciales, lo que determina el carácter capitalista del Estado. Además de ellos, son las medidas que toman las clases estatales, que bajo la influencia de las clases gerenciales, terminan beneficiando los intereses capitalistas.
La autonomía relativa de las elites estatales, se da en los momentos en que ven amenazados sus posiciones de clase. Si para conservar sus posiciones deben conferir ciertos beneficios a la clase proletaria, no duden que lo harán.

Anónimo dijo...

Entiendo su argumento estimado Ralph. Pero el mismo termina siendo poco marxista.
El pertenecer o no a una clase no es cuestión de actitudes, es una cuestión estructural dentro de las relaciones sociales capitalistas.

Anónimo dijo...

Recién entro a la página y quisiera hacer un par de comentarios a las observaciones hechas por N.P.
El Estado, que todo lo quiere presenciar y que vive en continuo movimiento, explica porque en el proceso de acumulación del Estado capitalista, la crisis económica se traduce en crisis política.
La competencia entre capitales, a nivel global, conduce a una monopolización y a una constante tendencia a que la composición orgánica del capital aumente y, por tanto, a que el desempleo de la mano de obra se convierta en un problema creciente.
El Estado debe a la vez socializar el capital y los costos sociales indirectos para promover la inversión y, al mismo tiempo brindar respuesta a aquellos por que se encuentran por fuera del mercado laboral y ampliar los programas de formación para aquellas áreas que el mercado de trabajo requiere. Esta tensión marca el límite del Estado para reconciliar dinámicamente los requerimientos de la acumulación capitalista, por una parte, y de la legitimación por a otra. En otras palabras, es la guerra, la forma de huir hacia delante que han encontrado las grandes potencias desde finales del siglo XIX para dar solución a las diversas crisis capitalistas de los principales mercados mundiales.

Anónimo dijo...

Con este formato quisimos hacer algo diferente, y un tanto original, para exponer el pensamiento de los autores estudiados y analizados en la segunda parte de la materia Sociología Política.

Aún así, entregaremos el material en forma impresa, tradicional.
Esperamos que el trabajo sea de su agrado y si les interesa puedan postear algun comentario.

Les enviamos saludos,

Manuel Neila - Santiago García
Noviembre de 2007